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Utilizando las cuentas financieras del Banco de España he elaborado este gráfico sobre la evolución del endeudamiento en España. Las deudas son conceptualmente los préstamos y los títulos distintos de acciones (bonos, obligaciones, etc.) que forman el pasivo contable de los diferentes agentes económicos. Creo que es un gráfico que todo el mundo debería inscribir en su memoria. En primer lugar porque es útil para saber qué agentes económicos son los que han expuesto a tantos riesgos a la economía española y en segundo lugar porque es fundamental para neutralizar el populismo de derechas que ataca al gasto público y a determinadas instituciones territoriales (como las CCAA y los ayuntamientos).
Como sabemos, la economía española está altamente endeudada como consecuencia de su modelo de crecimiento. España ha necesitado pedir prestado para mantener su dinámica de crecimiento, muy basada en importaciones que había que financiar de alguna forma. Pero ese endeudamiento no ha sido responsabilidad de los agentes públicos, como el populismo de derechas pretende hacernos creer, sino que han sido los agentes privados los que han vivido “por encima de sus ingresos regulares”. Como se puede comprobar en el gráfico, son especialmente las sociedades no financieras las que aceleran su exposición a las deudas, seguidas por los hogares.
Por el contrario, desde 1998 la administración pública va disminuyendo su nivel de deuda pública hasta reducirlo prácticamente al 40% sobre el PIB. Y en la distribución de esa deuda, la práctica totalidad pertenece a la administración central, es decir, el Estado. Las Comunidades Autónomas y las entidades locales apenas tienen peso en el nivel de deuda publica total.
Por otra parte, una vez estalla la crisis las tendencias se invierten. Los agentes privados comienzan un proceso de desapalancamiento, es decir, de reducción de deudas, que empuja la economía hacia la recesión y que a veces sólo se completa con impagos. Es decir, aquellas entidades con más carga de deuda y que de repente, como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria, dejan de tener ingresos se ven obligadas a cerrar.
Esto del párrafo anterior es el clásico ejemplo de las empresas vinculadas a la construcción. Durante los años del boom se endeudaron mucho porque así la actividad resultaba más rentable (probad a ir con dinero prestado a un casino en el que sabéis que vais a ganar), pero cuando se deja de ingresar la quiebra es segura. Se producen despidos y el negocio pasa a manos de los acreedores (la banca). Dado que es un proceso de reducción del valor de los activos (lo que antes valía 1 millón -suelo, viviendas, etc.- ahora vale tres cuartas partes con suerte) los bancos tienen que asumir pérdidas o mantener virtualmente su valor (los llamados activos tóxicos).
Los rescates financieros y las políticas anticíclicas del gobierno central (los planes de estímulo y las prestaciones por desempleo) hacen que sea el Gasto Público el que comience a dispararse con la llegada de la crisis. Al dispararse en un entorno recesivo, es decir, con menores ingresos vía impuestos, el déficit crece y así crece también la deuda pública. Estamos pues ante la tendencia invertida.
En el caso de las comunidades autónomas (CCAA) la cosa es distinta como vimos el otro día. Las CCAA tienen un gasto fundamentalmente social (educación, sanidad, etc.) pero ingresos que llegan desde el Estado. Con menos ingresos llegando desde el Estado, las CCAA comienzan a endeudarse para poder mantener los servicios básicos del Estado del Bienestar.
En el caso de los ayuntamientos conviene echar un vistazo a este trabajo publicado en un blog. Allí se demuestra que la deuda municipal corresponden en su mayoría a los ayuntamientos más grandes. De hecho, el 40% de la deuda municipal corresponde sólo a los 10 ayuntamientos más grandes (en particular, el ayuntamiento de Madrid tiene un 22’5% de la deuda municipal total). Además, los mayores ratios deuda/habitante se dan también en los municipios muy grandes.
¿Qué quiere decir todo esto? Pues que el problema económico español está en el endeudamiento privado y no en el público, pero que incluso aunque se intentara atajar la deuda pública sería irracional hacerlo atacando a las CCAA y promoviendo la fusión de ayuntamientos pequeños. Esta es la recomendación que ha hecho, por ejemplo, UPyD, y es tan inútil económicamente hablando como populista políticamente -se propone en un contexto de paro masivo y donde la gente ve con envidia a la gente trabajar en sus ayuntamientos; por no hablar del centralismo español del que hablábamos el otro día.
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