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sábado, 4 de agosto de 2012
Contra los centros comerciales
http://www.yorokobu.es/la-yihad-contra-los-centros-comerciales-de-a-coruna/
Iván Louzán es un coruñés hastiado. Cansado de ver cómo las calles de alrededor de su casa se están vaciando de comercios locales. De la progresiva desaparición de las tiendas de toda la vida que ayudan a mantener el tejido social de su ciudad. En su lugar quedan escaparates vacíos que acumulan suciedad. Tiendas cerradas a cal y canto cubiertas de graffiti. Decadencia que a su vez produce tristeza y que Louzán ha decidido retratar con su cámara.
El comercio se ha desplazado a otro lugar. A la decena de centros comerciales que rodean La Coruña controladas por multinacionales y promotoras inmobiliarias. “El número más alto de España en relación al número de habitantes”, explica este profesional del diseño gráfico. Clones que prefieren olvidarse de las particularidades de Galicia y optar por “el progreso y la modernidad”.
La mayor parte de estas fotos están realizadas a 600 metros a la redonda de su domicilio. Yihad Comercial es el nombre del proyecto. Una batalla que ha decidido librar con su cámara para hacer reflexionar sobre un modelo que, en su opinión, está dejando a la ciudad sin alma.
“Incluso Inditex, la compañía más importante de la zona, ha cerrado algunas tiendas en el centro para irse a los centros comerciales”, argumenta.
Esta situación, “en la que llegan turistas en crucero al puerto de A Coruña y se encuentran un escenario triste y desangelado”, es resultado según Louzán, de una fórmula promovida por los políticos de la zona. Durante el mandato de Javier Losada (PSOE) en la alcaldía se abrieron 4 nuevos centros comerciales. Entre ellos, Marineda City, el centro comercial más grande de España, inaugurado en 2011. “En ningún momento se ha buscado el equilibrio entre las dos partes”.
Previsiblemente, la crisis ha desinflado este boom pero “el daño ya está hecho”. Algunos tienen plantas enteras vacías. “Otros que en su día quería tener más caché no dejaron que Mercadona abriera un supermercado. Querían un Supercor. Al poco tiempo cerró y ahora hay un Mercadona en su lugar”. El centro, mientras tanto, sigue vaciándose de propuestas locales.
Aunque crece la conciencia sobre este problema en la ciudad, Louzán piensa que queda mucho por hacer. “En mi ámbito personal tengo una parte importante de amigos que no pisan los centros comerciales. Pero no creo que seamos la media. Es un problema más de modas. La gente tiende a lo nuevo. Lo ven por la tele y en las vallas publicitarias”.
El coruñés es consciente también de que no solo se puede echar la culpa a los centros comerciales. “El pequeño comercio, aunque no todos, se ha quedado también un poco obsoleto en sus tácticas comerciales. Un claro ejemplo de ello es lo que están tardando en unirse a las redes sociales o la venta online. Tienen que hacer un esfuerzo para adaptarse a las nuevas tecnologías”.
Pero el fondo es mucho más profundo y se escapa de las manos de los pequeños emprendedores. “Ha habido unas políticas erróneas basadas en las grandes marcas internacionales, a la vez que no se promovían marcas locales. Un aislamiento desde instituciones hacia los autónomos para centrarse en las grandes cadenas y lobbies”.
“Mientras que las políticas ponían trabas para mantener y abrir pequeños negocios, se estimulaba la presencia de grandes cadenas en la ciudad, porque, al fin y al cabo, ‘las apariencias son lo que de verdad importa’”.
La utilización de la palabra Yihad tampoco esconde un sentimiento de venganza o violencia. La emplea Louzán en alusión a su origen espiritual. A una batalla de ideas y conciencia para recuperar el centro de A Coruña.
“Tiene doble significado. La sociedad occidental suele asociar esta palabra a la Guerra Santa mientras que en el islamismo, de donde proviene, significa la lucha espiritual interior que tienen las personas. Estamos en una guerra, una guerra santa por nuestra propia ciudad, una guerra que nos atañe a todos, una guerra por hacer revivir al pequeño comercio por encima de las grandes superficies comerciales que nos están imponiendo y que solo perjudican el desarrollo de la ciudad. Pero esta guerra solo acabará cuando finalicemos nuestra propia lucha espiritual y nos concienciemos de los problemas que nuestras actitudes comerciales nos están creando”.
“Un día fui una carnicería de barrio, hoy una nube de polvo y una planta seca”
“Un señor vuelve con las bolsas de la compra de una gran superficie. Mientras, la fachada de un abandonado local desluce completamente la calle”
“Coida do futuro da túa cidade, compra nos comercios de sempre”… Menos mal que nos lo han avisado, pero veo que los políticos del poder no han hecho mucho para apoyarlos a ellos, pero sí a las grandes superficies”
“¿Quién no se acuerda de Barros? Fue poco a poco a la decadencia, y éste es el estado de uno de sus locales. Hoy, invadido de carteles políticos pidiéndonos el voto”
“Aquí venían los jóvenes a tomar la ‘última’ antes de volver a casa de fiesta. Un día, el ayuntamiento decidió que los jóvenes no podían ir a este local y les cerraron la puerta”
“Liquidación, Se alquila’, rezan los carteles mientras una fregona aún en su cubo adorna el local ahora abandonado”
“Esto antes era un escaparate. Hoy es una nube de manchas que poco a poco va deteriorando el escaparate”
“La librería La nueva, evidentemente, debería llamarse ahora la vieja y abandonada”
“Los carteles de conciertos y actuaciones montan guardia esperando a asaltar el rótulo de una antigua tienda”
“Otro que abandona la calle San Andrés, donde ya lo raro es encontrar un negocio abierto”
“Cables viejos, cajas telefónicas abiertas, mientras otra ‘poesía’ cubre ahora la fachada de vieja librería”
“La suciedad rellena los cristales de los locales abandonados, haciendo que las fotos tengan un ambiente misterioso”
“Calles vacías, verjas bajadas… La tónica de la zona centro de la ciudad. Encontramos, en medio de todo este abandono, a alguno de los pequeños supervivientes”
“Ya no se sabe que fue el Mono en el pasado, ¿quizás un bar, una tienda? Solo los ancianos lo recordarán. Hoy es un conglomerado de tapias de madera”
“En el Chapa podías comer unos deliciosos crepes hasta hace relativamente poco tiempo. Hoy en día el musgo rodea su rótulo y el interior es una planta medio deruida abandonada por todos”
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me da pena, mucha pena, ver y leer, éste informe. Al final algunos políticos están multimillonarios, a cuenta de las c ........y nosotros los comerciantes, con 40 y 50 años, arruinados. Como dicen, en mi pueblo, que les sirva para medicamentos. Julius Nierere
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