Llegas corriendo al cruce de la Castellana en la Glorieta de Emilio Castelar, esta ámbar, aceleras pero se torna rojo demasiado rápido, un segundo antes y hubieses cruzado!!! frenas en seco delante del paso de cebra.
Joder que no llego a la puta
reunión!!!! nueve en punto y no puedes permitirte llegar tarde, eres
Director pero los que te esperan lo son mucho más, por haber hay hasta
un par de Consejeros y todos con esos apellidos tan largos que siempre
añoraste. Llevas un año preparando la reunión para presentar el
proyecto, has revisado mil veces cada punto del Plan Estratégico (con
beneficios al tercer año, como todos), preparaste el Plan de Marketing
perfecto, cada argumento para cada punto débil y cada énfasis para cada
punto fuerte… aun sigue rojo el puto
muñeco, la cabeza te va a cien, en 60 segundos 100 flashes de como será
la reunión pasan por tu cabeza y decides que 5 no te gustan y cambias
el enfoque, otra vez más cambias, otra de tantas durante estos largos
meses de jornadas interminables y sueños escasos. Nació tu hija pero no
pudiste ir, la reunión de Londres era más importante y no podías volver,
tu mujer Lucia digo Ana ha tenido mucha paciencia porque en un año
apenas os visteis, apenas la besaste y olvidaste la ultima vez que os
abrazasteis desnudos, ella lo entiende te dices seguro… pero todavía en rojo,
que pasa aquí. Miras la hora en tu Hublot de dos mil euros, y siguen
siendo las 9, bueno y 2 minutos, no pasa el tiempo o que! miras al
frente y ves el ático del despacho del Presidente, allí estarás algún
día como te prometiste desde los 23, todo tu esfuerzo y ahora a solo un
cruce de la reunión que te puede llevar a un despacho cerca de allí,
piensas; dos secretarias, Visa sin limite, BMW serie 7 con chófer,
acceso al avión privado de la empresa, la piel se te pone de gallina y
todo eso ahí enfrente ,casi lo puedes tocar… pero el semáforo sigue en rojo, mierda vas a llegar tarde…
“Jajajaja” se oye una risa, te giras, es
de un niño de unos 9 años que va de la mano de su abuelo, se le nota
feliz, sonríe, es increíble como mira a su abuelo con esa expresión de
admiración sincera que olvidaste entre tanto trato áspero en el trabajo,
“Te quiero” oyes detrás, un chico habla por el móvil con su novia y se
le ve feliz, enamorado, con ese punto de inocencia e inconsciencia
juvenil, detrás del enamorado pipiolo, justo en el cruce de la vía de
servicio hay un malabarista de unos ventitantos en plena actuación, las
mazas vuelan en el aire en una demostración de dominio sobre lo
imposible que te asombra, reparas en él y tras un maquillaje liviano
vislumbras una amplia sonrisa, las mazas no le pesan, se le ve feliz, en
paz y no llegas a entender porque.
Por fin verde! sales corriendo, oyes un grito, vuelves a mirar y te das cuenta que solo creíste ver el muñeco verde, porque realmente sigue rojo,
entonces oyes un frenazo estridente, giras tu cabeza a la izquierda y
un BMW X5 enorme te va a impactar de lleno. Cierras los ojos… recuerdas
la risa del niño, el “te quiero” del joven, la sonrisa del malabarista,
los besos olvidados de tu mujer y su precioso cuerpo desnudo y sobre
todo te acuerdas de tu hija Alexandra… y el alma se te rompe porque no
la volverás a ver más.
Un segundo después estas en el suelo
inmóvil, no oyes nada salvo tu latido apagarse y justo antes de cerrar
los ojos intentas recordar porque tenias que cruzar la Castellana.
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