domingo, 8 de mayo de 2016

Solidaridad con Ángel

Queda un mes para el juicio de Ángel. Ángel es un chico que se prepara para ser profesor de historia, aficionado a la poesía, libertario. Hace cuatro años Ángel, por entonces estudiante de historia, fue uno de los detenidos en la manifestación de los mineros del 31 de mayo de 2012 en Madrid. Al igual que él, muchos miles de madrileños se solidarizaron con los mineros en la manifestación del 31 de mayo y el recibimiento a las marchas mineras a su llegada a Madrid en julio. 

Manifestación minera del 31.05.2012 en Madrid. Fuente: Periodismo Humano

Para iniciar esta historia entonces hay que referirse a la situación de las cuencas mineras. O más en general, a los ataques brutales contra los trabajadores que llevamos años viviendo con la excusa de la crisis. Una crisis que ha permitido a los gobernantes aplicar medidas diseñadas en los laboratorios de los think tanks anglosajones desde muchos años atrás, y aplicadas por ejemplo contra los mineros ingleses. Para nuestros gobernantes somos números. Nosotras hemos intentado hacerles frente, en 2011 por primera vez la ciudadanía se levantó con la idea de reclamar democracia, el control sobre lo que nos afecta, pero hacía falta por lo visto mucho más para ser escuchadas.

La protesta de los mineros llegó un año después, empujados por la situación desesperada de las cuencas mineras. El gobierno de Rajoy había decidido la práctica eliminación de los fondos destinados a lo que pomposamente la Administración denomina el “Nuevo Modelo de Desarrollo Integral y Sostenible de las Comarcas Mineras". Al gobierno le era indiferente la suerte de miles de familias en Asturias, León, Aragón... a las que dejaba sin ninguna alternativa. Entonces los mineros del carbón de Asturias se pusieron en huelga indefinida. El 31 de mayo de 2012, mineros de todo el Estado acudieron a Madrid a manifestarse contra estas medidas. Gente madrileña de todas las edades se les unió en solidaridad, entre ellos mi amigo Ángel. Los mineros protestaron con rabia y determinación, como decía una pancarta "no estamos indignados, estamos hasta los cojones". Sentían que de esta movilización dependía su medio de vida. Los policías respondieron con su brutalidad acostumbrada. Ése es el día que detuvieron a Angel.

Fuente de la imagen: Iniciativa Comunista
La huelga indefinida del carbón continuó en Asturias. Y desde Asturias y otros puntos del Estado, los mineros caminaron 400 kilómetros en la Marcha Negra que terminó en julio en una gigantesca manifestación en Madrid, con muchos más detenidos. De hecho los detenidos se han vuelto tan comunes en las protestas sociales, que pocos son los activistas hoy que no tienen amigos esperando un proceso. Y siempre nos sorprendemos bastante con las acusaciones que plantean los policías, y nos volvemos locos intentando encontrarles una lógica. Las acusaciones a las que se enfrenta Ángel se corresponden con el famoso "paquete represivo": resistencia, desobediencia, atentado a la autoridad y desórdenes públicos. Y para cada una de ellas piden la máxima pena, por lo que en total suman 8 años y medio y 6500 euros de multa.

Tiene algo que ver con la toma de decisiones: el mando policial recibe de la delegación de gobierno la orden de disolver, pero para justificar las cargas policiales se necesita detener a gente a quien atribuir hechos que justifiquen las cargas. Mi teoría es que la policía utiliza una noción de culpabilidad colectiva: los cargos se reparten de forma totalmente aleatoria entre las personas detenidas. La idea de culpabilidad colectiva encaja en la visión de las autoridades de que quien está manifestándose en cierto lugar en cierto momento es de algún modo partícipe de todo lo que ocurra en ese lugar en ese momento. Y es que para ellos somos como una gran masa homogénea: el pueblo que tiene que estar calladito y aceptar lo que nos manden. El pueblo que resulta impertinente y molesto si se atreve a responder. Para ellos somos intercambiables, no somos ciudadanos dotados de derechos. Sólo nosotras llegamos a convencernos de que lo somos, hasta que detienen a alguien cercano y se caen todas las máscaras.

ÁNGEL LIBERTAD. ¡¡¡La solidaridad no es delito!!!


Y que no cesen las protestas sociales. Que los mineros no se rindan. "Tenemos derecho al trabajo", pone en la Constitución. Es una entelequia porque las políticas públicas acaban con las cuencas mineras y no proponen alternativas para esos miles de trabajadores. Y si sólo somos trabajadores y no ciudadanas como nos dicen, no nos quedemos ahí. Todo el poder a los trabajadores.

Ver también: Acción contra la represión (el colectivo de Ángel)
#SolidaridadconAngel

Julio de 2012: miles de personas recibieron a las marchas mineras a su llegada a Madrid


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