http://blogs.publico.es/escudier/1289/el-gran-fraude-de-la-banca/
Con los bancos da gusto hacer reformas estructurales porque les pasa lo que a Camps, que siempre son felices. La aprobada ayer por el Gobierno, por la que se les obliga al saneamiento de sus balances con provisiones sobre sus activos inmobiliarios de 50.000 millones de euros, ha sido tan bien recibida por la entidades que nadie se explica por qué no la hicieron ellas por su cuenta. Si todo sale como se espera en este tercer intento de restructuración –los anteriores fueron de prueba-, la banca más solvente del planeta volverá por sus fueros dando créditos a troche y moche y, lo que es mejor, haciendo que baje el precio de los pisos, justo cuando todo el mundo quiere comprarse uno.
En la medida en que será ahora cuando las instituciones recogerán adecuadamente el valor de su cartera de pisos y solares cabe deducir que antes no lo hacían, o lo que es lo mismo, que practicaban la falsedad contable, que es un delito pero, según parece, sólo aplicable al resto de los mortales. En su comisión se ha contado lógicamente con cooperación necesaria de las auditoras que anualmente han dado su visto bueno a las cuentas y con el Banco de España, que supervisaba y se encogía de hombros al mismo tiempo.
Esta permisividad con un delito tan flagrante ha tenido como damnificados a miles de desahuciados, que mantendrían sus casas si desde un principio se hubiera obligado a los bancos a provisionar adecuadamente estos activos dudosos, ya que es muy probable que antes de tener que contabilizar una pérdida por los fallidos se habrían esforzado en llegar a acuerdos de moratoria para el pago de dichos créditos. Resumiendo, la manga ancha con los bancos ha dejado en la calle a muchas familias para que éstos pudieran seguir dando beneficios de manera ilusoria.
Presumir que la reforma provocará la rebaja del precio de los pisos es aceptar también que se han mantenido artificialmente altos. Ello ha impedido que el mercado absorbiera el stock de viviendas, ha paralizado el sector de la construcción y ha provocado la pérdida de miles de puestos de trabajo. Así que saneemos que aquí no ha pasado nada.
Juan Carlos Escudier
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