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Hace pocos días se nos fue Javier (38 años) y yo, su padre, no quiero nada, sólo decir mi verdad: la que siento y he vivido.
El pasado 30 de enero operaron a Javier: cambio de válvula aórtica y parcial de aorta ascendente. Dos días en cuidados intensivos y directo a planta el 1 de febrero. Una ducha el 2 de febrero y el 5 de febrero a las 10 de la mañana, después de la visita rutinaria del doctor, es dado de alta del Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti), sito en Badalona, a más de una hora de distancia de nuestro domicilio.
Nos mandan a casa, en Tarragona, a poder ser por nuestros medios, y aún tenemos que pedir ‘por favor’ que antes de irnos le sirvan la comida para que no haga el trayecto apenas en ayunas. Le sirven la comida en la sala de espera de la planta, pues su cama, la B de la habitación 1104, ya estaba ocupada por otro paciente. Consecuencia: pasados dos días Javier tiene una crisis. Llamamos al 112 (servicio muy eficaz) y trasladan a Javier al Joan XXIII, donde no existe cirugía cardiovascular…La crisis cardíaca degenera, y en Tarragona no hay servicios para atenderle… no existe cirugía cardiovascular. Y el resultado es el consabido y retórico «fallo cardiorespiratorio». ¿Es normal que una intervención de tal magnitud solo requiera 5 días y medio de hospitalización? ¿Es normal que den el alta hospitalaria sin ningún tipo de consejo para el cuidado del paciente o de detección precoz de problemas? ¿Es normal que no nos adviertan de que en Tarragona no hay un especialista que pueda ayudar a nuestro hijo en caso de crisis? ¿Por qué al llegar a urgencias no lo enviaron directamente a Badalona si ellos sí sabían que aquí no hay cirugía cardiovascular?
Han pasado pocos días, esperamos la explicación de toda esta cadena de despropósitos; no obstante, me reservo el derecho no ya de la legalidad que me pueda amparar, sino el desahogo del ciudadano ejecutado por unas medidas (RECORTES) que el Molt Honorable Conseller de Salut, el Sr. Boi Ruiz (fiel representante de la sanidad privada), ha puesto en marcha, sobrepasando líneas rojas que nos ponen a todos los ciudadanos en la cuerda floja de la cada vez más precaria sanidad pública con consecuencias que para él no quisiera, pero que estoy seguro que no le afectan en absoluto.
Por todo ello, le dedico el desprecio más absoluto que mi corazón o sentido pueda expresar, deseándole en su vida política y personal el peor de mis sentimientos. Sr. Boi Ruiz: sus recortes matan.
Javier deja viuda, un hijo de 11 meses, padres y hermanos hundidos.
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