http://www.eldescodificador.com/2011/11/17/el-limpiabotas/
Cuando era un niño veía todos los días, camino del colegio, a un limpiabotas que se colocaba en una esquina junto la madrileña plaza de Chamberí. Le faltaba una pierna. Sentado en su minúsculo taburete, con los dedos sucios de betún, encorvado sobre una caja de madera oscura y ribetes plateados llena de botes y trapos mugrientos, parecía la persona más sumisa y abatida del mundo. Entonces pensaba que no podía haber nadie en este mundo más infeliz que ese hombre, y nadie más hijo de puta que aquel capaz de plantar su culo en la silla alta y vacía, levantar los zapatos y, mirando hacia abajo, ordenar: “limpia”.
Le cuento todo esto porque, más de 40 años después, acabo de leer en El Mundo que César Alierta, presidente de Telefónica, utilizó el pasado miércoles los servicios de un limpiabotas en la madrileña calle Serrano. Mientras se fumaba un puro y se tomaba un café, por el que “dejó 10 euros sin esperar el cambio”, aprovechó para que le sacaran lustre a los calcos. “Pagó 100 euros al `limpia´ sin que éste se viera en la necesidad de devolver nada”, continúa informando el periódico.
El brillo de los zapatos de César Alierta es casi tan deslumbrante como su currículo profesional. La cantidad de cargos importantes ejercidos solo es comparable a su actual posición en nuestra sociedad: Elegido por los lectores de la prestigiosa cabecera británica Global Telecoms Business como el quinto ejecutivo más influyente del año 2010, el líder de Telefónica también es Presidente del Consejo Empresarial para la Competitividad, un organismo formado por las empresas españolas más importantes que tiene como objetivo restaurar la confianza en la economía española. En el lado oscuro, el llamado Caso Tabacalera: la Audiencia Provincial de Madrid, según sentencia dictada el 17 de julio de 2009, consideró probado que nuestro hombre cometió un delito de uso de información privilegiada para sacar un “provecho económico” mediante “el acopio de un considerable número de acciones de Tabacalera”. Finalmente la Audiencia le absolvió de la acusación al aceptar la prescripción del delito.
Balzac dijo que las grandes fortunas a menudo son concebidas en pecado.
Con el paso de los años, creí haber superado la traumática tristeza que me causaban los limpiabotas. Crecer, ver, sentir, pensar, en definitiva aprender, nos ayuda a desarrollar una perspectiva histórica con la que debemos situarnos correctamente en el tiempo. Sabemos de dónde venimos y en qué nos hemos convertido, intuimos qué nos espera. Las cosas cambian, las sociedades se desarrollan, el mundo avanza, ¿no es así?
No estoy seguro. César Alierta cobró el pasado año en Telefónica, empresa pública hasta 1999, 2,2 millones de euros de sueldo fijo y seis millones de euros en variables. El 14 de julio el Ministerio de Trabajo autorizó el Expediente de Regulación de Empleo por el que Telefónica despedirá a 6.500 trabajadores hasta 2013.
Verle repanchingado en su silla, pie en alto, mano en el bolsillo, me obliga a regresar a una plaza de Chamberí que, en el final de los 60, tiene la textura de una fotografía de Dorothea Lange. Veo cómo el limpiabotas tullido frota, con un trapo gris que sujeta con unas manos heladas y artríticas, unos botines de media caña. Casi puedo escuchar cómo surge el brillo en el charol, cómo se acelera el latir de su pecho a medida que aumenta el ritmo. El suspiro de la criatura oprimida, el espíritu de una situación sin espíritu que inspiró a un Karl Marx abrumado por la desigualdad y el clasismo.
¿Qué te ha parecido este artículo? ¡Deja tus comentarios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario