18/10/2011
El perroflauta que les habla es el Financial Times, el papel impreso más influyente en los mercados financieros, tal vez sólo por detrás de los billetes de dólar: “La frustración de los manifestantes protestando contra el sistema financiero mundial es legítima. Lo sorprendente es que hayan tardado tanto los ciudadanos en salir a la calle en señal de protesta” . “No se puede ignorar el llamamiento por una distribución más justa de la riqueza”. “El grito de cambio debe ser atendido”.
Las frases salen del editorial de ayer, a cuenta de las protestas del 15-O y de la acampada de Occupy Wall Street en Nueva York. El Financial Times habla del aumento de la desigualdad en Estados Unidos, del “fin del sueño americano”, “hecho añicos”, pero el problema es global. La consecuencia más grave de esta segunda gran depresión no es la pérdida de riqueza, sino el aumento de la desigualdad: cómo se distribuye la nueva tarta, ahora que es algo más pequeña. Muy poco más pequeña. En 2009, el peor año de la crisis, el PIB europeo cayó un 4,1% (el 3,7% en España). Sin embargo, es obvio que la calidad de vida del ciudadano medio ha sufrido un mordisco bastante mayor que el porcentaje que refleja el PIB.
En España llueve sobre mojado. Ya éramos, junto con Portugal, el país con más desigualdad de la UE-15, y la pesadilla de los cuatro millones de parados está dejando a muchos ciudadanos al borde de la miseria. Sin embargo, España también es de los pocos países civilizados donde decir que hay un problema con la distribución de la riqueza o con la regulación del sistema financiero te convierte, a ojos de José María Aznar y tantos otros más, en un antisistema radical. Alguien de extrema izquierda marginal, como el Financial Times.
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