http://blogs.publico.es/davidtorres/2012/10/17/como-a-chinos/
Se calcula que la mafia china sacaba de España de diez a veinte millones de euros limpios al mes, una cantidad ridícula si se piensa en lo que mueven nuestros sospechosos habituales. Los amiguitos del alma del Gürtel, por ejemplo, se gastaban eso sólo en propinas y a Urdangarín no le habría llevado más de dos tardes paseando el mismo contrato fotocopiado por siete oficinas autonómicas. Dicen que el gobierno ha ido a por la mafia china por competencia desleal, pero más bien parece que les estén castigando por inútiles.
Con lo fácil que era acogerse a la última amnistía fiscal, no se entiende que los mafiosos chinos estuvieran perdiendo el tiempo entre platos de arroz tres delicias, mariconeando con jarrones horteras y gatos que eternamente se despiden. Cuando se roba hay que ir a por todas. Tanto saltarse la ley a la torera, con las autoridades haciendo la vista gorda, permitiendo a los comercios abrir y cerrar cuando les de la gana, dejando que los niños se deslomen en las estanterías de un Todo a Cien sólo para que un vago baje a comprar pan un domingo a las once y media de la noche, y al final van y les engañan como a chinos. Mucho Fu Manchú y mucho peligro amarillo, pero los chinos siempre han sido los esclavos perfectos de occidente, mano de obra barata, discreta y obediente desde los tiempos en que se mataban de sol a sol en los raíles de la Union Pacific.
Entre los detenidos en las primeras redadas sobresale de frente y de perfil Nacho Vidal, un adalid del porno que, aprovechando su físico acojonante y su mirada chunga, se había pasado al cine serio donde casi siempre hacía de mafioso del este, se ve que se le ha ido la mano de tanto repetir el papel. Lo mejor de todo es que a los sacristanes y beatas de este gobierno meapilas les va a venir de perlas esta conexión oriental entre pornografía y dinero negro, uno de esos dibujos inconclusos en los que no hay más que unir la línea de puntos para comprobar la mínima distancia que hay entre un delito y una erección de las gordas, de las que llegan hasta el cuello.
En cuanto a los grandes estafadores (los defraudadores perpetuos, los políticos incorruptos, los beneficiarios de las SICAV, ese par de Albertos amnistiados porque sí, ese Urdangarín al que, como mucho, lo van a borrar de las postales navideñas de la Casa Real), bueno, ya se sabe. En España nunca tendrás problemas siempre y cuando no te juntes con chinos. La moraleja de esta película (Operación Emperador, no confundir con el Rey, hagan el favor) es que los chinos siempre serán malos, que los pobres siempre serán chinos y que la justicia es un gato misterioso saludando desde un escaparate.
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