martes, 23 de octubre de 2012

Limones




Hace siglos que nos llevan contando historias parecidas. Y no hace tanto tiempo también lo hizo maravillosamente bien  Berlanga en Plácido.  Nos contaba Berlanga como en tiempos franquistas se puso de moda, cual  must have de nuestros días, eso  de  "siente un pobre a su mesa".  Eran tiempos ordenados y cristianos donde ejercer la solidaridad y la caridad era  un ejercicio sano, noble y, sobre todo, muy ruidoso. Los pobres y desheredados eran invitados por generosos y favorecidos españoles de bien a compartir con ellos unas horas en sus mesas, con su cubertería de plata, su comida, su vino y su servicio doméstico. Una vez llena la tripa del invitado  y limpiada la conciencia burguesa del que invitaba, todo volvía a su ser, a esa dura normalidad, a ese status quo adquirido por méritos de unos y deméritos de otros. Claro.
Y nunca hubiera imaginado Berlanga cuando hace años criticaba esos maratones solidarios navideños que daban en la televisión, por recordarle un poco a esa caridad gritona  y vergonzosa, que una nueva versión del "siente un pobre a su mesa" iba a llegar en nuestros días  más unido que nunca a lo público. O tal vez si hubiera podido imaginarlo, que era Berlanga.

Novales es un bonito pueblo de Cantabria famoso por sus limones y que ha llevado a cabo el pasado viernes un acto solidario de esos que a Berlanga le hubieran encantado. La idea era esta: aprovechando esos ricos limones, la generosidad y solidaridad de un pueblo primero y del mundo entero después, se venderían gintonics y limonadas a toda la gente de bien que quisiera pagarlos y con el dinero recaudado se daría trabajo a los parados del ayuntamiento de Alfoz de Lloredo, al que pertenece el pueblo.  A los parados en riesgo de exclusión social, esto se remarca constantemente.
Porque tal y como Ollas Cocinex patrocinaba una subasta de pobres, los limones de Novales patrocinaron el viernes una subasta de parados. Los vecinos donan sus limones y una iniciativa privada de ginebra, de helados, de transporte y de baños públicos también aportaría su granito de arena para que la caridad (perdón, he dicho caridad? SOLIDARIDAD) pudiera hacerse cargo del tema, del drama del paro.
La información de la que disponíamos los Plácidos que vamos y venimos corriendo de aquí para allá y donde nos mandan, ahogándonos con letras y familias detrás no era mucha. Tampoco la necesitamos que pensarán algunos;  lo importante es hacer el bien, ser solidario, arrimar el hombro, luchar contra el drama el paro.
Los requisitos para los parados elegidos eran los siguientes:
 
1. Estar empadronado en el municipio de Alfoz de Lloredo
2. Estar en desempleo y no tener ingresos de ningún tipo, ni derivados de bienes patrimoniales.
3. Tener cargas familiares
4. Mayor tiempo de permanencia como desempleado sin percibir prestaciones.
Los parados agraciados trabajarían en servicios públicos sin determinar.
Y así, mientras el gobierno recorta en más de 1.500 millones de euros programas de empleo, formación y bonificaciones a la contratación o se piensa si retirar 400€ de ayuda familiar, los afines a él reconocen su incapacidad para gestionar nada que tenga que ver con el empleo y recurren a la caridad. Que lo que unos llaman doble moral otros lo pueden llaman moral liberal. Son matices.
Y todo esto es aplaudido en redes sociales, en periódicos y radios con una normalidad que asusta. Una normalidad que acepta que la caridad  es lo que nos queda para luchar contra el paro. Aceptamos la inutilidad o la rendición en el mejor de los casos, para crear un solo puesto de trabajo de aquellos a quienes votamos.
Y ojalá hubiera sido yo una millónesima parte de ese Berlanga que de todo sabía sacar una sonrisa cuando el viernes estuve allí, en Novales, como atestigua esta foto aparecida en prensa.


Porque a eso de las 20:30, cuando se anunció por megafonía con aires de animación de discoteca, que la recaudación obtenida hasta entonces daba para contratar, atención vecinos solidarios, ya a 4 parados!!! ¡¡¡4 parados!!!! no conseguí verle la gracia a pesar de los aplausos y vítores que allí se dieron. Luego leí que a esa hora la recaudación ascendía ya a 1.300€. Hagan cálculos, yo soy de letras.
Y tras sortear una camiseta de Ruth Beitia (inocentemente elegida, seguro) y una gorra y camiseta de Dani Sordo (también muy inocente), unas papeletas y la venta de alcohol, limones, helados y limonada en  una noche larga de solidaridad e innovación pública, el alcalde de Novales nos cuenta que se han obtenido unos 8.000€, cantidad con la que se baraja contratar a siete personas durante un mes, o a tres o cuatro por dos meses. Y termina diciendo, como en un final perfecto para una película de Berlanga, que espera que lo hecho en  Alfoz de Lloredo pueda trasladarse como un abanico a todo el Estado.

Y yo fui crítica con todo esto durante su promoción, lo fui el viernes mientras lo vivía y lo sigo siendo ahora, ya en frío. Y si, es muy probable que no hubiera sido igual de crítica si esta mamarrachada hubiera sido organizada por IU o PSOE aunque me hubiera seguido pareciendo igual de mal. Pero me gusta pensar que desde la izquierda no se prestarían a esto, que los estereotipos siguen estando en los dos lados. Porque no era esto, la res publica no era esto.
Y sí, aunque a algunos no les guste oírlo, esto era una fiesta del PP, por mucho que lo quieran vender de otra manera. Tal vez no objetivamente pero si lo era. Porque allí había senadores nacionales del PP, alcaldes, concejales y tenientes alcaldes del PP, delegados del gobierno del PP, militantes del PP y simpatizantes del PP. Y sí, también había gente que no era del PP; yo misma.
Y sí, como hoy, me podrán llamar de todo y con todo merecimiento porque yo sólo soy una Plácida más de las que tiene que pagar la letra del motocarro, no soy Berlanga y no soy capaz de criticar con su gracia las miserias y vergüenzas que nos está tocando vivir.




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