Ayer estuve hablando con un profesor argentino que da clase en la
Universidad Nacional de Costa Rica. Me dijo que su país empezó a salir
del hoyo cuando mandó al Fondo Monetario Internacional y sus políticas a
la concha de su madre (palabras no textuales). Me lo cuenta minutos
antes de llegar al hotel, encender el ordenador y leer que Soraya Sáenz de Santa María ha ido a Washington a ver si allí este organismo le deja dinero, que Merkel es muy suya para lo de prestar euros.
Venirse a Costa Rica tiene la ventaja de que cuando uno se levanta
por las mañanas (y eso que madrugo más de lo recomendado para que el jet-lag no
me mate a la vuelta; me he quedado en una suerte de UTC-3) el
Apocalipsis ya ha avanzado un poquito más y uno se lo va encontrando en stop-motion y
se libra de las lentas agonías. No obstante, el lunes tuve la suerte
(es un decir) de escuchar la rueda de prensa de Rajoy en directo, donde
tocó todos sus grandes éxitos («lo que hay que hacer», «no se puede
gastar lo que no se tiene») y estrenó un nuevo hit: «lo de Bankia no tiene nada que ver con la prima de riesgo». Bravo, Mariano.
Lo de Bankia no lo termino de entender muy bien. Una unión de cajas
chungas para crear un banco más chungo todavía; y ya es raro que haya
habido un pufo de estas características, habida cuenta de la
extraordinaria capacidad de Rodrigo Rato como economista, o eso es lo
que todo el mundo sabe. ¿Quién no ha perdido un día un billete
de 10 € que pensaba que tenía en la cartera y ya no está cuando se pone a
buscarlo? Pues en Bankia metieron no-sé-cuántos-mil millones de euros dentro de unos ladrillos
que les quedaban amontonados de la juerga de principios de siglo y
luego resultó que no los encontraban. El sistema social se puede hundir,
pero no se preocupen para el sistema financiero.
Ahora Bruselas le ha pedido al gobierno un plan. No se rían, que va en serio. Y apuntan:
“Se sospechaba desde hacía tiempo que la situación de algunas entidades bancarias era precaria, pero es bueno conocer el diagnóstico exacto de estas fragilidades y luego acometer las reformas necesarias”
Vamos, que hay más pufos por llegar y a) no sabemos cuáles son, a la espera de esas famosas auditorías hechas por empresas de incuestionable profesionalidad y b) los prohombres que saben lo que hay que hacer no saben lo que hay que hacer. Luego dicen que la gente se lleva el dinero a espuertas.
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