jueves, 26 de mayo de 2016

Huelga de hambre del SAT: “Hasta que la dignidad se haga costumbre"

La huelga de hambre del SAT cumple 12 días y pide apoyo al pueblo madrileño



Durante años los dos grandes sindicatos en el Estado español han pactado con cada gobierno reforma tras reforma mientras trataban de contener la protesta social. Aunque existan en su seno personas que se esfuerzan por defender los derechos de los trabajadores, las cúpulas sindicales de UGT y CCOO están más interesadas en la concertación y el mantenimiento de parcelas de poder. Conscientes de ello la marea de la sanidad y la marea de la educación trataron de actuar al margen de ambos sindicatos, como hacen también los sindicatos “alternativos” o de clase como CGT, CNT, Solidaridad Obrera, Co.bas, sindicatos regionales combativos y el Sindicato Andaluz de Trabajadores.

Durante los últimos años el Sindicato Andaluz de Trabajadores ha sido un referente para muchas de nosotras, aunque no seamos andaluzas. En una tierra tan marcada por las diferencias sociales, donde se encuentran los latifundios de los mayores terratenientes de España, el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), germen del SAT, ha luchado continuamente por hacer frente a la opresión que vivían los jornaleros. Han ocupado tierras de terratenientes, han denunciado a empresarios déspotas que maltrataban jornaleros empleados ilegalmente a cambio de una miseria. Han sido capaces de crear en Marinaleda un ejemplo de autogobierno y rebeldía anticapitalista, donde las vecinas no sufren la penuria del alojamiento porque entre todos construyen las casas y las pagan a 20 euros al mes; además producen aceite mediante una cooperativa. Marinaleda es un ejemplo de que es posible vivir del campo, en medio de una provincia asolada por el desempleo.

En los años de revueltas que siguieron al 15M, el Sindicato Andaluz de Trabajadores se ha destacado por la ocupación de la finca de las Turquillas perteneciente al Ministerio de Defensa, o por las acciones de expropiación de alimentos y material escolar para familias de bajos recursos (distinto al robo: uno roba para sí mismo) en grandes superficies como Carrefour o Mercadona. Su defensa de los jornaleros inmigrantes le ha valido al SAT un fuerte apoyo entre inmigrantes extranjeros que son particularmente explotados por los empresarios agrícolas.

Por todas las acciones de lucha, por todos los enfrentamientos con los terratenientes y con los poderes establecidos, los y las militantes del SAT han sufrido una represión sin par en el Estado español. Actualmente el SAT tiene 637 sindicalistas procesados a los que piden 435 años de cárcel y 743.000 € en multas. Es un acoso policial constante que busca acabar con el importante apoyo social que ha conseguido este sindicato entre las capas sociales más humildes. Las multas colocan a las familias trabajadoras en situaciones difíciles, y los antecedentes penales desincentivan la protesta porque nuevas acciones pueden llevar a la cárcel.

Así le ha ocurrido a Andrés Bódalo, que fue jornalero durante años, sindicalista del SAT con muchas acciones a sus espaldas y que en 2012 se hallaba liderando una protesta de vecinos de Jódar, en la provincia de Jaén. La fuerte sequía de ese año dejó a casi la mitad del pueblo en el desempleo. Quienes no emigraron a trabajar a Navarra o Castilla la Mancha estaban pasando penurias económicas; por eso se decidió un encierro el centro cultural de Jódar que se inició a primeros de septiembre. El objetivo era conseguir del ayuntamiento un plan de empleo especial, pero el ayuntamiento gobernado por el PSOE prefirió ignorar la protesta. Cada día una quincena de personas salían del encierro para realizar alguna acción decidida en asamblea la noche anterior. Por ejemplo, ir a barrer la avenida principal. Un día cuando llevaban ya tres semanas de encierro, unas quince personas estaban volviendo al centro cultural después de una acción. El teniente de alcalde les vio desde el ayuntamiento, bajó y se acercó a pocos pasos. Las activistas se encararon con el teniente de alcalde y hubo momentos de tensión con algún forcejeo. Andrés Bódalo se hallaba detrás con un megáfono diciendo a los suyos que se retiraran y no hicieran nada violento. Pero el teniente de alcalde aprovechó la ocasión para criminalizar al movimiento, y ese mismo día las quince personas fueron detenidas acusadas de violencia. Al llegar el juicio sin embargo el juez absolvió a todas excepto a tres: dos que quedaron con una condena de año y medio (y no podían por tanto entrar a la cárcel) y Andrés Bódalo, con una condena de tres años y medio de prisión.

Las sindicalistas del SAT han venido caminando desde Jaén como hicieron los mineros, y al llegar a Madrid se han puesto en huelga de hambre; el 27 de mayo llevarán doce días sin comer. Reclaman que Andrés Bódalo salga de la cárcel, pero también en sus discursos exigen cada día libertad para Alfon, Nahuel y todxs lxs detenidxs por luchar en el Estado español. No se trata de una protesta obrera sin más: se trata de reivindicar la dignidad de la gente más humilde, a quienes el sistema capitalista convierte cada vez más en excedentes, expulsa del mercado de trabajo, segrega y reprime si se atreven a protestar. Bódalo no tuvo una defensa judicial efectiva porque el juez no admitió los testimonios y vídeos de la defensa y un error administrativo le impidió apelar al Tribunal Supremo. Señalar esto es poner de manifiesto la arbitrariedad de la represión estatal contra los luchadores sociales que se enfrentan con fuerza a las injusticias del sistema capitalista. Si el pulso por la libertad de Bódalo se gana, será un paso importante en la concientización de la sociedad acerca del problema de lxs presxs políticxs y sociales, que van en aumento con la represión creciente del movimiento social.



Si estás en Madrid puedes pasar por el campamento en huelga de hambre a firmar por la libertad de Andrés Bódalo, escuchar hablar a las sindicalistas y aportarles apoyo material y moral. Y más importante aún, sumarte a la concentración del viernes 27 de mayo, a las 20h en Sol.

Si nos tocan a una, nos tocan a todas. La lucha es el único camino.
Andres Bódalo libertad, presas políticas libertad.






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domingo, 8 de mayo de 2016

Solidaridad con Ángel

Queda un mes para el juicio de Ángel. Ángel es un chico que se prepara para ser profesor de historia, aficionado a la poesía, libertario. Hace cuatro años Ángel, por entonces estudiante de historia, fue uno de los detenidos en la manifestación de los mineros del 31 de mayo de 2012 en Madrid. Al igual que él, muchos miles de madrileños se solidarizaron con los mineros en la manifestación del 31 de mayo y el recibimiento a las marchas mineras a su llegada a Madrid en julio. 

Manifestación minera del 31.05.2012 en Madrid. Fuente: Periodismo Humano

Para iniciar esta historia entonces hay que referirse a la situación de las cuencas mineras. O más en general, a los ataques brutales contra los trabajadores que llevamos años viviendo con la excusa de la crisis. Una crisis que ha permitido a los gobernantes aplicar medidas diseñadas en los laboratorios de los think tanks anglosajones desde muchos años atrás, y aplicadas por ejemplo contra los mineros ingleses. Para nuestros gobernantes somos números. Nosotras hemos intentado hacerles frente, en 2011 por primera vez la ciudadanía se levantó con la idea de reclamar democracia, el control sobre lo que nos afecta, pero hacía falta por lo visto mucho más para ser escuchadas.

La protesta de los mineros llegó un año después, empujados por la situación desesperada de las cuencas mineras. El gobierno de Rajoy había decidido la práctica eliminación de los fondos destinados a lo que pomposamente la Administración denomina el “Nuevo Modelo de Desarrollo Integral y Sostenible de las Comarcas Mineras". Al gobierno le era indiferente la suerte de miles de familias en Asturias, León, Aragón... a las que dejaba sin ninguna alternativa. Entonces los mineros del carbón de Asturias se pusieron en huelga indefinida. El 31 de mayo de 2012, mineros de todo el Estado acudieron a Madrid a manifestarse contra estas medidas. Gente madrileña de todas las edades se les unió en solidaridad, entre ellos mi amigo Ángel. Los mineros protestaron con rabia y determinación, como decía una pancarta "no estamos indignados, estamos hasta los cojones". Sentían que de esta movilización dependía su medio de vida. Los policías respondieron con su brutalidad acostumbrada. Ése es el día que detuvieron a Angel.

Fuente de la imagen: Iniciativa Comunista
La huelga indefinida del carbón continuó en Asturias. Y desde Asturias y otros puntos del Estado, los mineros caminaron 400 kilómetros en la Marcha Negra que terminó en julio en una gigantesca manifestación en Madrid, con muchos más detenidos. De hecho los detenidos se han vuelto tan comunes en las protestas sociales, que pocos son los activistas hoy que no tienen amigos esperando un proceso. Y siempre nos sorprendemos bastante con las acusaciones que plantean los policías, y nos volvemos locos intentando encontrarles una lógica. Las acusaciones a las que se enfrenta Ángel se corresponden con el famoso "paquete represivo": resistencia, desobediencia, atentado a la autoridad y desórdenes públicos. Y para cada una de ellas piden la máxima pena, por lo que en total suman 8 años y medio y 6500 euros de multa.

Tiene algo que ver con la toma de decisiones: el mando policial recibe de la delegación de gobierno la orden de disolver, pero para justificar las cargas policiales se necesita detener a gente a quien atribuir hechos que justifiquen las cargas. Mi teoría es que la policía utiliza una noción de culpabilidad colectiva: los cargos se reparten de forma totalmente aleatoria entre las personas detenidas. La idea de culpabilidad colectiva encaja en la visión de las autoridades de que quien está manifestándose en cierto lugar en cierto momento es de algún modo partícipe de todo lo que ocurra en ese lugar en ese momento. Y es que para ellos somos como una gran masa homogénea: el pueblo que tiene que estar calladito y aceptar lo que nos manden. El pueblo que resulta impertinente y molesto si se atreve a responder. Para ellos somos intercambiables, no somos ciudadanos dotados de derechos. Sólo nosotras llegamos a convencernos de que lo somos, hasta que detienen a alguien cercano y se caen todas las máscaras.

ÁNGEL LIBERTAD. ¡¡¡La solidaridad no es delito!!!


Y que no cesen las protestas sociales. Que los mineros no se rindan. "Tenemos derecho al trabajo", pone en la Constitución. Es una entelequia porque las políticas públicas acaban con las cuencas mineras y no proponen alternativas para esos miles de trabajadores. Y si sólo somos trabajadores y no ciudadanas como nos dicen, no nos quedemos ahí. Todo el poder a los trabajadores.

Ver también: Acción contra la represión (el colectivo de Ángel)
#SolidaridadconAngel

Julio de 2012: miles de personas recibieron a las marchas mineras a su llegada a Madrid


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