lunes, 23 de enero de 2012

¿A qué esperáis...? (carta de un lector)

Como bien sabéis los salarios llevan años disminuyendo y perdiendo poder adquisitivo. El ahorro de las clases trabajadoras y clases medias o se lo han llevado o se lo están llevando. Desde que empezó la crisis, en septiembre de 2007, alimentarnos nos cuesta un 6,9% más (según el INE). Por la energía del hogar, necesaria para ducharnos, cocinar, no morirnos de frío... nos cobran un 37% más. Por llevarse nuestra basura, incluyendo nuestros excrementos, nos facturan también un 14,6% más. El alquiler del pisito nos supone asimismo un 21,8% más. Y, por último, coger el transporte para ir al trabajo, para ir a la escuela o para ir a la compra, representa abonar un 15,6% más. Es decir, y me repito, nos sustraen un 6,9% más por comer, un 37% más por las energías domésticas, un 14,6% más por los servicios sanitarios, un 21,8% más de alquiler, y un 15,6% más por el transporte. Es decir, y me vuelvo a repetir, tenemos que sumar 6,9% más 37% más 14,6% más 21,8% más 15,6% para saber el total de la subida que nos cobran por lo expuesto. [...] Y para qué mencionar los restantes bienes y servicios de primera necesidad que consumimos.

A finales del 2011 la tasa de riesgo de pobreza entre los ciudadanos de este Estado fue del 26,7%, más de la cuarta parte. A finales del 2010 (del 2011 ni se sabe ni sabrá) las entidades de auxilio social que sirven cama y comida gastaron 11.325 millones más de las antiguas pesetas. Dicho lo dicho, ¿a quién puede extrañar?.

Y el paro aumenta y aumenta. Lo mismo ocurre con el número de personas en desempleo de larga duración que ya no reciben ningún tipo de prestación.

En el entorno rural gallego, los pensionistas que aún pueden trabajar o sus hijos o nietos sin empleo comienzan a recuperar la vieja economía de subsistencia. Aquella que les permitió malvivir mientras los jóvenes se iban a las Américas o a las Germanias. ¡Mi padre emigró con tan sólo 12 años!. Aquella economía que también les permitió malvivir con el tocino de cerdo que muchos caciques entregaban como pago a jornadas inacabables de trabajo. En esta Galicia de prados y brumas están quemando leña en las calderas de gasoil para sobrevivir al invierno, están andando con suelas de zapatos rotas hasta que llegan las rebajas, están volviendo al trueque de huevos o trabajo por leche para llegar a fin de mes, están... Y sólo lo ve quién quiere verlo.  [...]


¿Qué te ha parecido este artículo? ¡Deja tus comentarios!


      

No hay comentarios:

Publicar un comentario