miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿El debate?



Dedico esta entrada al monólogo del otro día, al simulacro cutre de debate que nos ofrece el casposo bipartidismo. Aunque salga un poco del tema central blog creo que es importante criticarlo también desde aquí. Mirage




http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/11/09/el-espectaculo-de-la-democracia/


Desde luego, estas elecciones son de las que hacen afición: hay que reconocer a PP y PSOE cómo se esfuerzan en ganar adeptos para el sistema. Cuando más bajo su crédito, cuando más gente grita “lo llaman democracia y no lo es”, cuando peor reputación tiene la clase política, cuando más amenazada la democracia por el poder financiero, ahí están nuestros campeones sudando para hacer de ésta una campaña inolvidable.

Empezaron, ya antes de convocarse, con una ley electoral que cerraba la puerta de entrada: el que quiera presentarse, que se patee la calle buscando firmas, qué cachondeo eso de que cualquiera ponga papeleta en el colegio.

Para continuar, las elecciones más bipartidistas de la historia, y con dos aspirantes memorables: uno, vencedor de unas primarias a candidato único; el otro, derrotado en dos elecciones, y que sin el trampolín de la crisis no llegaría muy alto. Ambos perros viejos, que no se han bajado del coche oficial en su vida.

Para que no decaiga nuestro fervor, el cara a cara del lunes: ellos dos solos, sin público ni periodistas, en un plató a las afueras y blindado por la policía, con todos los detalles pactados (entre otros, no hablar de corrupción), y donde se lucieron de lo lindo: uno, leyendo lo que traía escrito, sólo levantó la vista para contarnos que llevó el teléfono a los pueblos chicos. El otro, marrullero y sobrado, casi conteniendo una risita al ver nervioso al de enfrente, parecía aspirar sólo a ganar el debate, como una victoria de consuelo viendo perdidas las elecciones.

Ambos, sin salirse de sus guiones, retóricos y ambiguos: ya sabemos que Rajoy va a crear empleo gracias al crecimiento económico, y va a lograr crecimiento económico gracias al empleo; y que Rubalcaba defiende la educación pública, la sanidad pública y los derechos de los trabajadores, aunque no se molestó en contarnos cómo porque era prioritario meter el dedo en el ojo a su rival.

Para rematar la faena, el numerito de sus respectivos palmeros, cantando victoria desde el arranque. Todo un espectáculo. El show de la democracia. De esta democracia.




http://www.eldescodificador.com/2011/11/08/periodismo-twitter/

Para entender el por qué del paupérrimo nivel del cara a cara celebrado el pasado lunes sólo había que esperar al final del mismo. Entonces, tras la despedida sumisa y balbuceante de Campo Vidal, comenzaron los debates en diferentes cadenas de televisión. ¡La gran mayoría de periodistas eran tan mediocres como Rajoy y Rubalcaba! Los presentadores, los analistas, los tertulianos… todos fueron cómplices de la pantomima que tuvo lugar en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, con sus soflamas partidistas, su servilismo desbordado, su ausencia de autocrítica, su pesebrismo nauseabundo. Dos descréditos, el de la política y el del periodismo, caminan de la mano.

La culpa es de los políticos, de acuerdo, pero también del periodismo. Concretamente, de la ausencia de periodismo. El debate ha servido de perfecto ejemplo para confirmar no sólo que la democracia está enferma, sino que los achaques del periodismo son gravísimos. A la vergüenza del cara a cara debemos añadir la espantosa imagen que dejan unos tertulianos que hace mucho dejaron de ser periodistas. Y de unos periodistas incapaces de solicitar más debates, de rebelarse ante los pactos de silencio, de exigir a los candidatos que asuman riesgos, que se enfrenten a las preguntas de unos profesionales independientes (¿).

Muchos tertulianos y periodistas forman parte, aunque no lo sepan, de las plantillas de los partidos políticos. Sólo desde esa dependencia moral, y económica, se puede entender la falta de criterio, la ausencia de independencia, la brutal tendenciosidad de que hicieron gala en cada aparición televisiva posterior al debate. Nos estamos acostumbrando a esta miseria, sin duda alimentada por unas cadenas que buscan la audiencia, no la información y el equilibrio.

Afortunadamente nos queda Twitter. Realizando una cuidada selección de firmas en la red social fue posible seguir el cara a cara de manera entretenida, imaginativa, divertida, creativa y, sobre todo, independiente. ¿Quién quiere escuchar las memeces del actual director de La Razón (nombrado en 1996 por Rajoy director de Gabinete del Ministerio de Administraciones Públicas) pudiendo disfrutar de los disparos de una selección de inteligentes tuiteros?

La política y el periodismo sin duda agonizan, pero a este último las nuevas tecnologías pueden darle una nueva oportunidad. “La prensa actual es miserable, pero puede tener una recuperación espoleada por la tecnología”, reconoce un Pedro J Ramírez que, además de director de El Mundo (su parte miserable), es el periodista tuitero más influyente de este pobre país.





http://www.cuartopoder.es/telematon/culo-a-culo/1001

“Una sociedad es democráticamente madura cuando ha asimilado la experiencia de que la política es siempre decepcionante”. Daniel Innerarity.

Nunca les votaría. Ni a Rubalcaba ni a Rajoy. Por tanto éste no era mi debate. Era solo un debate. El del continuismo y la mediocridad: un tibio cara a cara entre los decrépitos representantes de dos partidos políticos en descomposición, que centran sus esfuerzos en prolongar sus estatus, en acceder al poder de manera alternativa (para que nada cambie), en hacer del bipartidismo una forma hedionda de democracia. Y todo con la complicidad de unos medios que han perdido la capacidad de crítica y que, lejos de exigir la presencia de periodistas en el ruedo, se han convertido en fábricas de dóciles tertulianos. Incluso el presentador del evento, de nuevo un momificado Manuel Campo Vidal, refleja esta decadencia conservadora, esta mediocridad intelectual, este achacoso y trasnochado sentido de la comunicación.

Los dos políticos hablaron anoche de austeridad. ¿Sabe cuál fue la verdadera noticia de éste cara a cara, el único de la campaña? El despilfarro. El coste de la retransmisión superó el medio millón de euros, con algunas partidas desproporcionadas: 20.000 euros el catering, 15.000 euros las acreditaciones, 10.000 los transportes… Dinero tirado. Ni el grandioso decorado vacío, ni las luces teatrales, ni la parafernalia televisiva, ni haber pactado hasta los mínimos detalles (¿Gürtel? ¿Blanco?), ni siquiera los canapés de jamón, pudieron disimular las carencias de ambas marionetas. Rubalcaba y Rajoy son dos individuos negados para la seducción, incapaces de fascinar, abonados al adocenamiento y la mezquindad. Son políticos trasnochados: no comprenden que jamás podrán solucionar nuestros problemas, puesto que ellos mismos son el problema. El cara a cara en realidad fue, como adelantó Alfred Bosch (ERC), un culo a culo. ¡Y no había ningún periodista delante para desenmascararles!

Rajoy comenzó abriendo mucho los ojos y leyendo un discurso de corte clásico. Rubalcaba lo hizo improvisando, nervioso, moviendo mucho la cabeza. Ambos recién duchados, con la misma corbata, con el pelo y la barba recortaditos, prometieron preservar educación, sanidad y pensiones. Bloque temático: economía y empleo. Rubalcaba dice que “La anemia no se cura con adelgazamiento sino con vitaminas”. Rajoy le habla del paro, y de cómo se construían viviendas con el PSOE en el Gobierno. “Usted lo que ha dicho es una falsedad”, asegura Rubalcaba. “Usted miente”, le responde poco después Rajoy. Comienza el cruce de reproches, de insultos. En la primera parte del debate Rajoy ha mirado 197 veces sus folios y Rubalcaba solo 20 (informa Francisco Peregil). En la segunda parte, dedicada a temas sociales, hablaron de lo mismo que en la primera, pero se interrumpieron más, se trabaron y pisaron, se acusaron de “insidias” y abusaron de cifras y datos… Aburrieron. Tercer bloque. Rubalcaba le pregunta a Rajoy por el matrimonio homosexual. Rajoy responde hablando de las diputaciones. ¿Conoce su programa electoral? “Me ha dado un estacazo”, sentencia el líder del PP en su frase más imaginativa de la noche. Después miró sus apuntes: lo hizo 585 veces a lo largo de la noche, frente a 48 Rubalcaba (F. Peregil).

Todo, menos lo del estacazo, fue palabrería hueca. Los mismos tópicos escuchados una y otra vez, las mismas medias verdades y las mismas mentiras completas. Pura propaganda, vertida desde una señal institucional. La asepsia total, el compadreo. Y la inoperancia mediática: los periodistas, que ven los toros desde la barrera, quedan degradados a la condición de espectadores. “Una noche para la gran política”, decían muy optimistas en La Sexta, minutos antes de que comenzase el show, poco más que un mitin por turnos, encorsetado y sin público.

Medio millón de euros a la basura. Los debates de esta calaña no influyen en la decisión de voto: están concebidos, antes que como verdaderos enfrentamientos políticos de nivel, como espectáculos televisivos, a la altura de un Madrid-Barcelona o de un capítulo de “Águila roja”. Desde la primera hora de la mañana, un reloj con la cuenta atrás vendía el producto desde la parte superior derecha de la pantalla de TVE: “Cara a cara. Faltan 10:44”. Todos los informativos han abierto con “la noticia del día”. El resultado de tan brutal campaña promocional ha sido un éxito: bloques de publicidad de 12 minutos de duración.

Debemos dar las gracias a Rubalcaba y Rajoy por realizar este único y circense debate televisivo. Lástima que en noventa minutos no tuvieran tiempo de hablar de medio ambiente, de igualdad, de inmigración, de Europa, de corrupción…¡Casi ni hablaron de ETA! El culo a culo entre Rubalcaba y Rajoy fue una nueva demostración de que algo está fallando en la política española. Y me temo que no son solo los políticos.



http://www.escolar.net/MT/archives/2011/11/la-responsabilidad-del-rescate-a-la-banca.html


Fue uno de los momentos para rebobinar del debate: Rajoy critica al Gobierno por “meter “dinero público” a la banca mientras Rubalcaba le responde que tal acusación es falsa. Irónicamente, ambos ocultaban algo.

Rubalcaba tiene parte de razón: el rescate español al sector financiero –el FROB– no regaló dinero público a la banca sino que se lo prestó. Este año, los intereses de ese fondo generarán 700 millones de euros. Pero es una verdad a medias porque algunos de esos créditos avalados por el Estado –como los 2.800 millones inyectados en la CAM– puede que nunca se devuelvan y los acabe pagando el contribuyente.

Rajoy también olvidaba algo: que el FROB fue aprobado no sólo por el PSOE, sino también por el PP. El propio líder de la oposición votó como diputado a favor del plan de ayudas que ahora critica.

Dudo que Rajoy pueda cumplir su promesa de no dar un duro a los bancos (será otro de los compromisos que probablemente rompa con la excusa de “la herencia recibida”). Cada día surgen agujeros nuevos en el sector financiero. El último mide 800 millones de euros y está en el Banco de Valencia, filial de Bancaja.

Quien ha dejado este roto es su presidente hasta hace unos días: José Luis Olivas, que también es presidente de Bancaja y número dos de Bankia con Rodrigo Rato. Fue el PP quien le aupó a este sillón como premio por una larga carrera en el partido. Olivas estudió derecho pero su experiencia era casi toda política: concejal en Valencia, consejero y vicepresidente con Zaplana e incluso presidente de la Generalitat valenciana durante once meses, antes de Camps. Mi duda: ¿se hará el PP responsable de la gestión de Olivas o esto también es culpa sólo de MAFO y de Zapatero?





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