viernes, 24 de diciembre de 2010

La felicidad precaria: los precarios también ríen

¿Qué pensáis de este artículo? Está sacado de http://haikita.blogspot.com/2010/03/la-felicidad-precaria-los-precarios.html

A mí me parece que lo de tener tiempo para disfrutar depende de la situación de cada uno, y de hecho en el mundo laboral cada vez se nos intenta robar más nuestro tiempo... Qué hagamos con el tiempo que nos queda va a ser una cuestión fundamental en una sociedad con cada vez más gente enlazando trabajos temporales con temporadas de paro y forzada a aceptar lo que sea. Yo estoy de acuerdo con la autora en que l@s precari@s podemos asociarnos a gente para hacer cosas en común, como luchar por nuestros derechos para dejar de ser precari@s. Y ahí sí que reiré muy fuerte...

Como dice la autora, "La felicidad es posible en la precariedad porque si estás, como yo, rodeada de gente que te quiere y te ayuda, no te sientes sola frente al mundo gigantesco y hostil". Copio aquí debajo el artículo de Haika.

Saludos y feliz salida y entrada de año!!!! ;-)
Tenemosderechoatrabajar




http://haikita.blogspot.com/2010/03/la-felicidad-precaria-los-precarios.html



No todo son lágrimas en el valle de la Precariedad; aunque protestemos mucho y nos quejemos de nuestra situación, no nos pasamos todo el tiempo preocupados, angustiados y jodidos con nuestra situación económica. Afortunadamente, las facturas y el dinero no lo son todo en la vida de las personas, de modo que el precario o la precaria también experimentan momentos de gran felicidad.

Ya saben que hay precari@s que curran mucho y no ganan apenas, pero luego están los que trabajan para sí mismos (para su proyecto personal o enviando curriculums a punta pala para ser aceptados en otros proyectos; buscar trabajo es un curro en sí). Estos últimos tienen la ventaja de no tener jefes ni horarios establecidos, de modo que se pueden distribuir el tiempo como les venga en gana.

Los precarios con tiempo pueden, en lugar de buscarse la vida por su cuenta, asociarse a gente para hacer cosas en común: unirse a organizaciones de trabajadoras, a colectivos sociales, a luchas vecinales, y pueden dar parte de su tiempo en tratar de mejorar el mundo en que vivimos (el edificio de vecinos en los que vive, su barrio, su ciudad, su pueblo). Pueden asistir a charlas, conferencias, ir a museos (el dia que son gratuitos), aprender en talleres o de manera autodidacta, pueden sacarse otra carrera universitaria o enseñar a los demás lo que saben, pueden colaborar en iniciativas ciudadanas, acudir a manifestaciones... .
Pueden hacer mil cosas que los demás no pueden por falta de tiempo: dedicar tiempo a los niños y las niñas, escribir un libro, tener un blog, pintar un cuadro, aprender idiomas, arreglar cosas en casa, ir al campo, practicar deporte, dar paseos por la ciudad.

Si pasan una mañana de diario por un parque, se darán cuenta de que junto a bebés y prejubilad@s y jubilad@s, hay un montón de precari@s montando en bici, haciendo tai-chi, tomando el sol, leyendo, jugando con su perro, haciendo terapia mutua con amig@s. Los precarios estamos ya en todas partes, no sólo en la cola del paro, y aunque no tengamos medios de subsistencia, tenemos tiempo para disfrutar de la vida.

Este tesoro, tiempo para disfrutar, nos permite sentirnos dueños de nuestras horas y días. Y nos permite también ser generosos con nuestro bien más preciado, dedicandoselo a la gente que queremos. Los precarios podemos echar una mano a todo familiar o amigo que lo necesite, cuidar a sobrin@s cuando tienen fiesta en el cole, ayudar en una mudanza, pasar los días en el velatorio, pasar la tarde con una amiga que cree que se muere de desamor, organizar eventos sociales de esos que nadie tiene tiempo de organizar (cumpleaños, bienvenidas al aeropuerto, fiestas sorpresa), escribir mails a seres queridos, y en general estar disponible para tu gente cuando te necesita.

La felicidad es posible en la precariedad porque si estás, como yo, rodeada de gente que te quiere y te ayuda, no te sientes sola frente al mundo gigantesco y hostil. El entorno laboral es tan competitivo y despiadado, que si no tuviéramos amigos y amigas pensaríamos que la Humanidad es una mierda. Pero afortundamente, tu familia llega allá donde no llega el Estado, ni la banca, ni las instituciones: te prestan dinero si tu jefe se retrasa, te mueven el currículum entre sus contactos, te animan cuando todo va mal y se te bajan los ánimos, están pendientes de ti y te llaman cuando leen o ven algo que te puede interesar, te echan un cable cuando los necesitas.

Este intercambio de recursos entre amigos precarios y los que no lo son, de algún modo te hace sentir que todo merece la pena, que no estás sola en tu búsqueda de empleo o en tu lucha contra la precariedad, y sobre todo, te hace sentir que la gente es lo mejor que puedes tener en la vida, lo que las empresas denominan "capital humano".

Yo soy rica en capital humano y en tiempo, aunque sea precaria para todo lo demás.
Qué bonito sería si pudieramos tener tiempo y un salario decente a la vez.... ¿verdad?.

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