domingo, 5 de junio de 2011

La inversión del método


La Direcció General catalana de Interior estudia poner una denuncia. Los Mossos atacan de nuevo.




Parece poco creíble, una broma incluso; espero estar equivocado pero la información proviene de Europa Press [1]. Como Alicia a través del espejo o en el país de las maravillas, pero, en este caso, son los Mossos y sus responsables quienes visitan el mundo del disparate, la zafiedad, la irracionalidad, la caradura y la impunidad represiva. Una singular inversión de la relación amo-esclavo: el amo maltratador que intenta disfrazarse de esclavo golpeado. Para chulos ellos: si hay que confundir se confunde y se desplazan temas y críticas. Debe estar temblando.

Felip Puig, sus asesores o secuaces, como ustedes prefieran, algunos de ellos antiguos colaboradores de la conselleria de Interior del segundo tripartito, han tenido una brillantísima idea, a la que seguramente no han sido ajenos algunos colectivos-grupos de presión y fuerza de los propios Mossos dado el desprestigio generalizado alcanzado entre la población catalana, sectores moderados e instalados no excluidos, del cuerpo policial catalán tras el 27-M. Peor imposible: las comparaciones, no exagero, alcanzan a los cuerpos represivos del franquismo. Mossos-grises: la misma actuación, la misma porquería.

Como decía, la Dirección General de los Mossos d'Esquadra está estudiando la posibilidad de denunciar -así lo han anunciado cuanto menos acaso para impresionar y por aquello que la mejor defensa es un ataque- a los ciudadanos 'indignados' de Plaza Cataluña. ¿Mossos denunciando a ciudadanos indignados? ¿He leído bien, pensarán? Han leído bien. El motivo de la denuncia. Tomen un poco de tila o valeriana por si se marean: por supuestas agresiones a los “antidisturbios” (¿antidisturbios? [2]), sí, aquellos, precisamente aquellos, que causaron graves y enormes disturbios, durante las cargas policiales-fascistoides del pasado viernes 27 de mayo en la Plaza Catalunya. Eso sí, han señalado, primero tienen que recopilar “todas las pruebas”, incluidas las fotografías grabadas por el helicóptero ensordecedor que agitó sus negras alas durante unas 7 horas en el centro de Barcelona, para señalar a los responsables de las agresiones que sufrieron nuestros pacíficos policías, dulce y sabiamente dirigidos por mandos dignos de admiración y aplauso. Quieren que el juez instruya diligencias contra “los violentos”, contra los indignados. La inversión del método, como en aquellos sesudos y algo incomprensibles tratados hegeliano-marxistas.

Uno de los objetivos políticos de fondo: la dirección de los Mossos, más chula que nadie, no quieren que quede impune ninguna actuación contra la policía. ¿Actuación contra la policía? Lo anunció Herr Puig: con él llegaba el escándalo y el fin de la impunidad. Punto, pelota de goma y rebote. Ese día, insiste la Direcció General de Interior, hubieron 37 agentes heridos [3]. No dicen, desde luego, que sólo dos de ellos fueron trasladados al hospital, y habría que verlo, siendo dados de alta a las pocas horas, y qué noción de “heridos” usan en el computo, o incluso quien les hirió dada la infiltración policial y los agentes provocadores que se movían como peces venenosos entre los ciudadanos que allí estábamos resistiendo pacíficamente.

Item más, por la senda de Berlusconi: las leyes para el que las trabaja y presiona. Puig está estudiando la posibilidad de derogar la orden, incumplida el pasado 27 de mayo, que obliga a ir identificados a todos los agentes uniformados. Ni en la época de Saura ni ahora se ha cumplido en el caso de los antidisturbios que causan disturbios: el chaleco antitrauma les cubre y oculta la identificación. Razones esgrimidas por la conselleria: la mayoría de policías europeas no van identificadas y, tomen nota, el número de identificación, señalan, sirve para ir en contra de los mossos. ¡Claro, para eso pueden usarlo los ciudadanos, por eso era una excelente del anterior conseller [4]! ¿Cuál sería sino entonces el control? Por debajo de ello, un brindis a la impunidad policial que, insisto, no ha recibido ni una sola crítica de ningún sindicato policial hasta el momento.

Yo no sé a ustedes pero a mi todo esto me recuerda, sin negar aportaciones propias desde luego, algunas de las disparatadas acciones de aquel inolvidable ministro de Interior del gobierno aznarista, que a punto estuvo de ser candidato a la presidencia de gobierno, llamado Ángel Acebes. ¿Ven ustedes como la distancia entre Madrid y Barcelona es insignificante, que apenas cuentan, que no hay tal distancia entre la España represiva y la Catalunya tolerante? Dios y sus clases dominantes y hegemónicas los crean, forman y reproducen, y ellos se juntan, estimulan y aconsejan apenas nos descuidamos, entendiéndose a las mil maravillas.




Notas:
[2] El sabor y olor (neo)franquista del término no debería pasarnos desapercibido.
[3] El total de personas heridas el día 27 de mayo, según las informaciones dadas por la prensa, fue de 121. Eso da idea del tipo de “salto policial” al que nos vimos sometidos por indignados y amigos.
[4] Las buenas decisiones de la conselleria de Saura, que las hubo, sería tonto y sectario negarlo, están en el ojo de mira del nuevo conseller: las quieres arrojar sin contemplaciones, y con el beneplácito del cuerpo, al cubo de los trastes izquierdosos e inútiles.


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